Robert Rauschenberg

Robert Rauschenberg

El arte poco ortodoxo: de la calle a los museos 
(Texas, Estados Unidos, 1925 – Florida, 2008)

Asumir riesgos, representar realidades sociales, atravesar la ortodoxia del arte y animarse a experimentar, características propias de quien dejó huellas más allá del lienzo. De quien supo pasarse los límites para mostrar esa energía y necesidad de expresión que teñía al mundo posguerra. Se vibraba con ganas de libertad y apareció Robert Rauschenberg para comunicarlo . 

El expresionismo abstracto se iba agotando porque “había cortado las amarras con realidad” y quedaba viejo, cuando este artista americano daba los primeros pasos concretos y deliberados para romper con lo establecido y virar hacia el Arte Pop, movimiento que aún no terminaba de consolidarse, pero en el que sentó las bases como nadie antes. 

Con la insurgencia como elección, Rauschenberg decidió experimentar con el plano tridimensional: los famosos “combines”, piezas en las que mezclaba tintas, fotografía, telas y serigrafía, con elementos como páginas de periódicos, secciones de cómics, maderas, espejos, bufandas y un neumático, entre otros, que encontraba mientras daba paseos por las calles de Nueva York.

“Me da pena la gente, porque piensa que los platos de sopa o botellas son feas por verlas a diario.”

En HUINCA contamos una historia de un hombre que se corrió de las convenciones, que hacía arte con todo aquello que encontraba, que impactó con su “Monograma”, la obra que tiene como protagonista a una cabra disecada sobre una plataforma de madera, que desafío reglas.

Con la camisa Rauschenberg, que catalogamos como “psicotrópica”, recordamos el eclecticismo del artista, a través de una combinación de estilos y creando una sensación tridimensional en nuestro lienzo. Salimos a la calle, como él, a respirar arte inspirados en la vida cotidiana y en los que otros desechan. “Se empieza por las posibilidades del material”, porque para Rauschenberg no había límites, ni para él, ni para los objetos. 

Quién es Robert Rauschenberg

“La calle es mi paleta y el suelo de mi estudio, el caballete”. Pero el Rauschenberg que estudiaba arte en París y luego en el Black Mountain College a fines de la década del 40, aún no lo sabía, a pesar de recibir ya la influencia del action painting, una técnica pictórica que proponía incorporar elementos como alambres o arena al color. 

En el Black Mountain College de Carolina del Norte,  conoció al compositor musical y pionero en la música electrónica,  John Cage,  y  al coreógrafo Merce Cunningham, quienes -además de amigos- fueron una fuente de influencia para ver las posibilidades performáticas,  teatrales y la espontaneidad en el proceso creativo. 

En su época de estudiante, Rauschenberg también forjó una fuerte amistad con el pintor y escultor Jasper John. Inseparables, ambos se juzgaban y se retroalimentaban en esa búsqueda por ir más allá del expresionismo abstracto, que les quedaba chico para reflejar el mundo moderno.

Su profesor fue Josef Albers, figura de la Bauhaus y un alemán disciplinado, que fue para Robert un ejemplo de lo que no quería ser y, para llevarle la contra en el uso del color, realizó una serie de pinturas en blanco y negro a las que llamó “experiencias visuales”.

Otra muestra de su estilo desafiante, fue el llamado que le hizo al, entonces, uno de los artistas más importantes del mundo, Willem de Kooning para coordinar una visita a su estudio. Cuando Rauschenberg llegó, tomó coraje y le preguntó al venerado artista holandés si podía darle uno de sus dibujos. No para colgarlo en su pared, sino para tomar una goma y borrarlo. La tensión de una idea descarada combinada con la valentía del joven artista, hicieron que Kooning accediera. “Dibujo de de Kooning borrado” fue el título de inspiración para futuras generaciones. 

Ese era Robert Rauschenberg, pero su vehemencia fue más allá.  En esos años, el artista nacido en Texas obtuvo un gran reconocimiento por sus  “Combines”, una serie de obras que combinaban materiales no tradicionales, en relación a un proceso que ya había empezado a hacer el francés Marcel Duchamp con su ready-made o arte encontrado. Hacer arte con objetos que, al parecer, terminan su vida útil luego de su consumo, pero para el creador de Monograma, no había desechos, sino un mundo de posibilidades, detrás de cada material. 

En 1955 el Monograma sacudió el ambiente. Robert había visto una cabra de Angora disecada en una tienda, llena de polvo, abandonada. Una cabra que se merecía otra oportunidad, así que, en una manifestación de amor por los animales, además de un mensaje claro y contundente de quebrar los límites, Rauschenberg cambia el plano del arte tradicional. En una plataforma de madera con ruedas sobre el suelo, que cubrió con papel y óleo, colocó la cabra en el medio, de pie, atravesada por un neumático que encontró por ahí. Con el rostro lleno de color, tapó la expresión de la cabra, en una crítica al, para él, “pedante” expresionismo abstracto.  

Luces intermitentes, ventiladores, paraguas, señalizaciones de la vía pública, tierra y alambres en el arte de la mano de Rauschenberg una década antes de que la sociedad viera las latas de sopa de Andy Warhol en el Arte Pop. 

Fue uno de los seis artistas que enviaron obras vía Apolo 12 hacia la luna.  En los últimos años, ya en el SXXI, Robert continuó experimentando y se involucró con las nuevas tecnologías.  Junto con dos ingenieros, fundó E.A.T. (Experiments in Art and Technology), una organización sin fines de lucro que promueve la interacción entre ingenieros, artistas e industria. 

“Una imagen es más parecida al mundo real cuando está hecha del mundo real”. Y dentro de la realidad de este artista explorador, nada quedaba afuera.  En HUINCA los invitamos a contagiarse de su osadía y su sensibilidad para ver el arte a cada minuto del día.
Esta camisa Rauschenberg mezcla colores y estilos, inspirada en los collages de quien se animó a cruzar las brechas entre el arte y la vida. 

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